Esta Fundación surge de la realidad que se impone, como se impuso la realidad a la Comunidad de San Rafael, un domingo de mucha lluvia y que nos preparábamos para la celebración del domingo de ramos en la Parroquia San Rafael, cuando salimos a la calle junto con el Padre Aldo y el Padre Paolo, de forma imprevista, se acerca una patrullera policial al servicio del 911, que traía a un anciano mojado y que temblaba de frio, tras  ser rescatado de un raudal que lo había arrastrado, se llamaba Hipólito y vivía en las calles.

Padre, exclama el policía, no tenemos donde llevarlo, Usted no podría darle acogida, el Padre Aldo encargó al Padre Paolo que siguiera con la procesión y el anciano fue llevado a la Casa Divina Providencia, donde fue bañado, barbeado ropa nueva y fue alimentado por los enfermeros de la Clínica, con don Hipólito, nace la Casa de Ancianos San Joaquín y Santa Ana.

El Padre Trento lo acogió. Vio en él a un “Cristo mojado y tirado en la calle”.  Decidió cambiar el destino del chalet que habían donado a la Fundación San Rafael para los pacientes con VIH recuperados en la Clínica Divina Providencia, mientras se hacían los trabajos de refacción y  adaptación de la casa, iban llegando ancianos abandonados: un anciano en total dejadez viviendo en un taller mecánico; otro que dormía sobre un banco en un aparada de taxi y uno más, viudo y sin hijos, se hallaba solo y ya sin valerse por sí mismo.  La condición para acogerles es que efectivamente estén carenciados y solos, “No está pensado para las familias que quieran deshacerse de sus ancianos”.

“Como seres humanos, todos necesitamos ser amados, pero los niños y ancianos, aún más”, a ello apunta el hogar San Joaquín: que en el tramo final de sus vidas, los ancianos  recibidos se sientan amados, vivan en condiciones dignas y en un ambiente familiar.

Estos hogares, como todas las demás obras, tienen por denominador común la belleza.  El Padre Aldo Trento sostiene que la belleza cambia la vida.  Por eso, desde las  habitaciones, jardín, baño, cocina, etc., responden a esa convicción.

La Fundación San Joaquín y Santa Ana es una Asociación sin fines de lucro, reconocida por el Poder Ejecutivo según Decreto N° 2680 de fecha 12 de agosto de 2009, que alberga a Adultos Mayores en situación de abandono y extrema vulnerabilidad. Los hogares son: Hogar San Ricardo (destinado a mujeres), los otros dos destinados a varones: Hogar San Joaquín y Hogar Gussiani, destinados a varones  y que en total a fines del 2018 albergaban a más 60 ancianos/as.  El sostenimiento de los hogares de  la Fundación San Joaquín y Santa Ana está a cargo de Instituciones Privadas, el Estado Paraguayo y Personas Individuales, que  aman a Cristo y al que sufre.